Amiga, si pudiera secar tus lágrimas,
tantas que yo sé que tú derramas,
créeme que no lo dudaría,
en limpiar toda tu agonía.
Amiga, sé que tu dolor no puedo
yo calmarlo con nada que yo diga,
pero si es que tú me escuchas:
"Dios no se equivoca y él no te merecía".
Amiga, aun los días transcurran,
tantas noches y días aquí estaré…
compartiendo alegrías y muchos, otros días.
Tú puedes,
no es la primera vez
y tampoco será la última;
tarde o temprano llegará,
no lo busques,
¡ Deja que te encuentre!
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